Los signos a buscar incluyen dolor, sensibilidad prolongada al calor o al frío, sensibilidad al tacto y al masticar, decoloración del diente, hinchazón y sensibilidad en los ganglios linfáticos, así como en los huesos y tejidos gingivales cercanos. A veces, sin embargo, no hay síntomas.

La pulpa es el tejido blando que contiene nervios, vasos sanguíneos y tejido conectivo. Se incrusta dentro del diente y se extiende desde la corona del diente hasta la punta de la raíz en el hueso de las mandíbulas.

Cuando la pulpa está enferma o lesionada y no puede repararse, muere. La causa más común de muerte pulpar es un diente roto o una cavidad profunda. Ambos problemas pueden permitir que los gérmenes (bacterias) ingresen a la pulpa. Los gérmenes pueden causar una infección dentro del diente. Sin tratamiento, el pus se acumula en la punta de la raíz, en la mandíbula, formando un "bolsillo de pus" llamado absceso. Un absceso puede dañar el hueso que rodea los dientes.

Cuando no se extrae la pulpa infectada, puede provocar dolor e hinchazón. Ciertos subproductos de la infección pueden dañar las mandíbulas. Sin tratamiento, es posible que deba extraerse el diente.

El tratamiento a menudo toma de una a tres visitas. Para salvar el diente, la pulpa inflamada o infectada se elimina del conducto radicular mediante una limpieza y conformación cuidadosas del canal. Los canales se sellan por completo para evitar la reinfección. Después de este tratamiento, se coloca una corona u otra restauración en el diente para protegerlo y restaurarlo a su pleno funcionamiento.

Muchos procedimientos de endodoncia se realizan para aliviar el dolor de dolor de muelas causado por la inflamación o infección de la pulpa. Con técnicas y anestésicos modernos, la mayoría de los pacientes informan que se sienten cómodos durante el procedimiento.

Durante los primeros días después del tratamiento, su diente puede sentirse sensible, especialmente si hubo dolor o infección antes del procedimiento. Este malestar puede aliviarse con medicamentos de venta libre o recetados. Le asesoraremos sobre el mejor alivio del dolor disponible.

No debe masticar ni morder el diente tratado hasta que lo hayamos restaurado. El diente no restaurado es susceptible a fracturas, por lo que debe reservar su próxima cita para una restauración completa lo antes posible. Mientras tanto, solo necesita practicar una buena higiene bucal, incluyendo cepillado, uso de hilo dental y chequeos y limpiezas regulares.

Un nuevo trauma, caries profunda o un relleno suelto, agrietado o roto puede causar una nueva infección en el diente. En algunos casos, el endodoncista puede descubrir canales adicionales muy angostos o curvos que no pudieron ser tratados durante el procedimiento inicial.

La mayoría de los dientes pueden ser tratados. Ocasionalmente, no se puede salvar un diente porque no se puede acceder a los conductos radiculares, la raíz está muy fracturada, el diente no tiene un soporte óseo adecuado o el diente no se puede restaurar. Sin embargo, los avances en endodoncia están permitiendo salvar dientes que incluso hace unos años se habrían perdido. Cuando el tratamiento endodóntico no es efectivo, la cirugía endodóntica puede salvar el diente.